La pequeña isla de Sanibel, en la costa suroeste de Florida, era un paraíso turístico sacado de una portada de revista. Todo cambió el miércoles con el devastador paso del huracán Ian, que pulverizó sus lujosos hoteles, puso a volar a botes y yates, y borró del mapa canchas de tenis, piscinas, negocios y viviendas. Los escombros dejados por el poderoso ciclón hacen que Sanibel actualmente se parezca más a una ''zona de guerra''.Para conocer sobre cómo CNN protege la privacidad de su audiencia, visite CNN.com/privacidad